Quiénes Somos?
Nuestra Historia
El MID tiene raíces profundas en la historia de Argentina. Fundado en los años 60 bajo la inspiración de Arturo Frondizi, el partido ha mantenido un compromiso constante con los valores del desarrollismo, una corriente que apuesta por el crecimiento económico acompañado de políticas sociales sólidas. A lo largo de las décadas, hemos evolucionado, adaptándonos a los nuevos desafíos, pero siempre manteniendo firmes nuestros principios de integración y desarrollo.
¿Qué es el desarrollismo?
Es una doctrina que busca el desarrollo económico y la integración nacional a través de la asignación del valor estratégico de los intereses nacionales en sectores clave de la economía, aplicando un método donde el Estado armoniza sobre los diferentes actores sociales, generando condiciones que fomenten el crecimiento y el bienestar de la población.
¿Cuáles fueron las principales políticas del MID?
Las principales políticas del MID incluyeron el desarrollo de un Plan estratégico Territorial que incluyó todas las regiones del país. El mejoramiento de la competitividad fomentando la industrialización mediante un régimen de incentivos que incluyó la reducción de la carga impositiva para promover la inversión privada, fomentar el capital internacional mediante una visión de integración sobre la política internacional, promover la reforma tecnológica del sistema agropecuario y el desarrollo de infraestructura para el mejoramiento de la matriz productiva y la energía.
¿Quiénes fueron los fundadores del MID?
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El Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) fue fundado en 1963 por el expresidente Arturo Frondizi y su principal asesor político y económico, Rogelio Frigerio. Ambos compartían una visión estratégica del desarrollo nacional basada en la industrialización, la inversión en infraestructura y la planificación estatal como motor del crecimiento. Frondizi aportó su liderazgo político y su experiencia como estadista, mientras que Frigerio fue el ideólogo del desarrollismo, promoviendo un modelo que buscaba romper la dependencia económica a través de la modernización productiva y la integración de Argentina al mundo en términos favorables.
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¿Qué impacto tuvo el MID en la industria argentina?
El MID impulsó un fuerte crecimiento industrial, utilizando el método desarrollista, que comienza por el fortalecimiento de la matriz energética
Los pilares del MID
Nuestro proyecto se basa en tres pilares fundamentales: integración y desarrollo equilibrado. Estos principios guían cada una de nuestras propuestas políticas y son el motor que impulsa nuestras acciones. La integración no es solo una palabra para nosotros, es un principio rector. Creemos que la unidad es la clave para superar los grandes desafíos del país. Por eso, nuestras políticas están orientadas a incluir a todos los actores sociales, desde las grandes ciudades hasta las comunidades rurales, asegurando que nadie quede atrás en el proceso de desarrollo entendiendo que este método es el inicio para la diversificación económica y la especialización de los sectores productivos
El desarrollo, para el MID, debe ser sostenible y equilibrado, consientes que las políticas públicas son la herramienta de armonización de los intereses de una sociedad y que deben guiarse bajo el principio de igualdad ante la ley. No se trata solo de crecer económicamente, sino de hacerlo de manera que los beneficios de este proceso sean útiles para la sociedad en su conjunto y que estos produzcan un mejoramiento generalizado de la calidad de vida. Nuestra apuesta es por un modelo que jerarquice los recursos naturales por su valor estratégico, fomente la producción local, mejorando la matriz productiva que conllevan a la competitividad general y asegure un futuro para las próximas generaciones de mayor prosperidad que la que la antecedió.
El rol del Estado en la visión del MID
El Estado, según nuestra visión, debe ser un facilitador del desarrollo y quien garantice los derechos consagrados en la Constitución Nacional, la protección de la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos. Su responsabilidades deben recaer principalmente en promover la educación, la salud, seguridad y brindar las herramientas jurídicas necesarias para que cada argentino pueda alcanzar su máximo potencial para llevar adelante su proyecto de vida. No creemos en un Estado que ahogue la iniciativa privada, sino en uno que la apoye y fomente mediante políticas públicas que generen incentivos para la inversión, el desarrollo tecnológico, la innovación y la producción.

Presidencia de Arturo Frondizi
El gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) marcó un período clave en la historia argentina por su intento de reconciliar el desarrollo económico con la estabilidad política en un contexto de fuertes tensiones internas. Elegido presidente con el apoyo tácito del peronismo proscripto, Frondizi asumió con la promesa de impulsar un modelo desarrollista, centrado en la industrialización, la inversión extranjera y la autosuficiencia energética.
Desde el inicio, su gestión enfrentó resistencias desde diversos sectores: las Fuerzas Armadas, los sindicatos peronistas, la oposición política y parte del empresariado tradicional. Aun así, impulsó una ambiciosa política económica diseñada por su principal asesor, Rogelio Frigerio, que buscaba diversificar la economía argentina, reducir la dependencia del agro y fomentar la producción industrial y energética. Su gobierno promovió la radicación de capitales extranjeros en sectores estratégicos, como el petróleo, el acero y la petroquímica. Gracias a esta política, por primera vez en su historia, Argentina alcanzó el autoabastecimiento petrolero en 1960, tras acuerdos con empresas privadas bajo control estatal.
En el plano educativo, impulsó la creación de universidades y carreras técnicas, aunque enfrentó gran conflictividad con sectores estudiantiles y docentes, sobre todo tras sancionar la controvertida Ley de Enseñanza Libre que habilitaba el acceso de instituciones privadas al otorgamiento de títulos universitarios.
Tuvo un rol fundamental en el impulso de la ciencia, la tecnología y la educación superior como pilares estratégicos para el desarrollo nacional. Inspirado por la visión desarrollista de Rogelio Frigerio, Frondizi entendía que el crecimiento económico no podía limitarse a la expansión industrial, sino que debía estar acompañado por una transformación estructural en la producción de conocimiento, la formación de recursos humanos calificados y la vinculación entre el sistema científico y el aparato productivo.

Uno de los hitos centrales de su gestión fue la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en 1958, bajo la dirección del prestigioso científico Bernardo Houssay, Premio Nobel de Medicina. El CONICET nació como un organismo estatal destinado a fomentar la investigación científica y tecnológica, otorgar becas, promover carreras de investigación y vincular la ciencia con las necesidades estratégicas del país. Esta institución fue clave para profesionalizar la actividad científica en Argentina y sentar las bases de un sistema de investigación público.
En el ámbito de la educación superior, el frondicismo impulsó la creación de universidades en distintas regiones del país, en especial con orientación técnica y científica, como la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que consolidó su estructura durante su mandato. También promovió carreras vinculadas a la ingeniería, la energía, la producción y la planificación. Esta expansión del sistema universitario formaba parte de un plan para descentralizar el conocimiento, formar cuadros técnicos y acercar la educación superior a sectores históricamente excluidos.
Además, se promovió la formación de científicos en el exterior mediante becas y programas de intercambio, buscando reducir la brecha tecnológica con los países desarrollados. En paralelo, se fortalecieron instituciones clave como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), creada en 1950 pero fuertemente impulsada durante el frondicismo, y se iniciaron desarrollos en áreas estratégicas como la energía nuclear, la metalurgia y la petroquímica.
Sin embargo, este proyecto encontró límites en las tensiones políticas y sociales del período. Las universidades, especialmente, se convirtieron en focos de conflicto, y la sanción de la Ley de Enseñanza Libre en 1958, que habilitó a instituciones privadas a otorgar títulos, generó fuertes protestas estudiantiles y cuestionamientos a su política educativa.
En el terreno político, Frondizi intentó una apertura hacia el peronismo, permitiendo su participación electoral, lo que le costó el apoyo militar. Su mandato estuvo constantemente amenazado por presiones castrenses, y su política de autonomía relativa respecto a las Fuerzas Armadas encontró límites severos. Finalmente, fue derrocado en marzo de 1962 tras la victoria del peronismo en las elecciones provinciales, especialmente en Buenos Aires.
Economía y desarrollo Industrial

La gestión económica e industrial se basó en una estrategia desarrollista orientada a transformar la estructura productiva argentina, con el objetivo de superar la dependencia agroexportadora y sentar las bases de un crecimiento sostenido e integrado. Bajo la influencia directa de Rogelio Frigerio, su política económica buscó combinar la planificación estatal con la promoción de la inversión extranjera en sectores clave, especialmente la energía, la industria pesada y la infraestructura.
Uno de los logros más significativos fue el autoabastecimiento energético, alcanzado a partir de acuerdos con empresas extranjeras —como Standard Oil y Esso— para explorar y explotar yacimientos de petróleo bajo control estatal a través de YPF. Esta política, si bien controvertida en su momento, permitió reducir drásticamente las importaciones de combustible y ahorrar divisas.
En el plano industrial, Frondizi impulsó la instalación de industrias automotrices, siderúrgicas, petroquímicas y metalmecánicas, favoreciendo la sustitución de importaciones. Se otorgaron beneficios fiscales, protección arancelaria y condiciones favorables para atraer inversiones, tanto nacionales como extranjeras. Esto dio lugar a una etapa de acelerada expansión del sector industrial, con aumento del empleo fabril y modernización tecnológica.
También se avanzó en obras de infraestructura vial, energética y portuaria, fundamentales para sostener el nuevo modelo productivo. Al mismo tiempo, se promovió una política de educación técnica y científica que complementara las necesidades del desarrollo industrial, articulando el crecimiento económico con la formación de capital humano.